Consejos prácticos.
El estado de malnutrición en los adultos mayores se relaciona con la aparición y el empeoramiento de algunas enfermedades. Descubre cómo prevenirlo. El envejecimiento conlleva a una serie de cambios que comprometen el bienestar. La pérdida del gusto o del olfato, los problemas para masticar y deglutir, la falta de apetito, la depresión, entre otros, pueden causar una malnutrición en adultos mayores. Al no tratarlo o prevenirlo a tiempo, las consecuencias pueden ir desde la discapacidad funcional hasta la muerte.
La malnutrición se considera un estado nutricional inadecuado, ya sea por exceso o por déficit. Esta última se conoce como «desnutrición proteico-energética o mixta». En el caso de los ancianos, esto deriva una disminución de nutrientes relevantes, como las vitaminas C, D y A, el ácido fólico, el magnesio, el calcio y el potasio.
En consecuencia, las enfermedades no tardan en aparecer o las ya instaladas tienden a empeorar. Por tal razón, es fundamental asegurar una óptima alimentación en esta etapa y, por supuesto, tratar a tiempo cualquier estado de malnutrición. A continuación, detallamos algunas recomendaciones.
En cuanto a la malnutrición, la Real Academia Española la define como una condición causada por una dieta inadecuada o insuficiente, o por un defecto en el metabolismo de los alimentos. Entre el 6 y el 15 % de los adultos mayores no hospitalizados, y entre el 25 y el 60 % de los institucionalizados, padecen de malnutrición.
Uno de los trastornos de malnutrición en adultos mayores más comunes es la desnutrición. Se trata de un trastorno de la composición del cuerpo. En particular, hay un exceso de agua fuera de las células, un déficit de potasio, de masa muscular y del tejido graso. Existen 3 tipos de desnutrición:
Calórica. Que ocurre por una disminución del aporte calórico.
Proteica. Que se da cuando no se aportan suficientes proteínas a la dieta.
Mixta. También conocida como «proteico-calórica».
Causas de malnutrición en el adulto mayor
Reducción de la masa muscular, que corresponde a un 1 % anual y es proporcional al nivel de actividad física.
Disminución del gusto por pérdida de papilas y olfato.
Reducción en la secreción de saliva, lo que provoca dificultad para masticar y deglutir.
Disminución de la secreción gástrica, que dificulta la absorción de hierro, fólico, calcio y B12.
Saciedad precoz y estreñimiento.
Intolerancia a la lactosa.
Disminución de la absorción de vitamina D.
Reducción de la absorción del calcio.
Predominan las hormonas de la anorexia.
Fuente: https://mejorconsalud.as.com/prevenir-malnutricion-adultos-mayores/
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